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jueves, 16 de mayo de 2013

Ideas para que tu casa luzca como nueva

Ciertas tareas domésticas son inevitables si queremos mantener nuestra casa como nueva; líate la manta a la cabeza y deja la tuya como los chorros del oro. 

Manteles como nuevos 
Una vez al año conviene dar una vuelta a los manteles; lavar los de algodón o fibras a máquina en agua fría y los más delicados, de organdí o batista, a mano y con un puñado de sal para que pierdan el apresto y la suciedad. En ambos casos, los manteles se han de tender a la sombra bien extendidos sin dejarlos secar mucho y, a la hora de guardarlos, hacerlo sin almidón y protegerlos de las polillas. 


Hidratar la madera 
Cuando llega el calor es el momento de nutrir los muebles de madera natural que tenemos en casa, es decir, los que carecen de barniz o cera. El aceite de linaza o de teca es un magnífico hidratante. Otra solución, natural al 100%, son los frutos secos; se coloca en un mortero un paño de algodón con nueces o cacahuetes dentro, se machaca, se cierra el paño y se frota con él la madera. El resultado, ¡impresionante! 


Copas relucientes 
Para que la cristalería quede perfecta, sin marcas y brillante, se debe lavar con agua caliente, una gota de lavavajillas y frotar con un cepillo que no raye, como éste, de Vigar. Después, aclarar cada pieza por separado en una solución de agua y vinagre blanco y finalizar con agua caliente. Dejar secar sobre un paño de cocina limpio. 


Proteger los sofás 
Los meses de verano y calor intenso significan largas siestas en el sofá, niños tumbados en bañador con restos de crema solar, noches estivales entre amigos en el salón, etc. Actividades muy agradables que suelen agredir a las tapicerías de nuestros sofás y sillones; por eso, lo más recomendable es buscar unas fundas blancas de algodón —por supuesto lavables—, que se ajusten bien a los asientos y relajarse. Al terminar el verano nuestros sofás seguirán en perfecto estado. 


Mantener el parqué 
Para la limpieza diaria basta con pasar la mopa o el aspirador. De vez en cuando se podrá utilizar una fregona escurrida, con jabón neutro y unas gotitas de vinagre para limpiar los suelos de madera. Es mejor evitar la cera que, con el tiempo, crea una fea película opaca.  


Limpiar las alfombras 
El correcto mantenimiento de una alfombra conlleva un aspirado a fondo, al menos, una o dos veces en semana. Además, debido a las inevitables manchas de bebidas o de los zapatos, no está de más frotarla por completo con una mezcla de agua caliente y amoníaco una vez al año. Para ello se debe emplear un cepillo de cerdas suaves, abrir bien las ventanas y hacerlo cuando llegue el calor para que elimine mejor la humedad. 


Cuidado con la polilla 
Edredones, mantas y plaids son un sabroso banquete para estos bichitos. Para proteger la ropa de cama de invierno se puede emplear naftalina o, si se prefiere, algo más natural: sacos de lavanda o piel de cítricos. 


La limpieza de las ventanas a fondo 
Su limpieza debe seguir un orden riguroso para lograr un resultado óptimo. Primero se limpian las persianas con agua y jabón neutro y después, el marco con un paño húmedo. Lo último son los cristales; se puede emplear un producto del supermercado o una mezcla de agua y alcohol. Y para secarlos, el mejor resultado se logra con papel de periódico.


Azulejos como nuevos 
Las juntas que hay entre baldosas se oscurecen con el paso del tiempo por más que pasemos la fregona. De vez en cuando una lechada es una estupenda solución, pero mientras tanto, conviene cepillarlas con lejía diluida en agua caliente y frotar bien con un cepillo de cerdas duras. Notarás el cambio. 


Repaso completo al armario 
Nuestro ropero necesita mimos especiales con el cambio de temporada. Sin entrar en el cuidado de las prendas de vestir, que es todo un mundo, el interior de cajones y estantes se debe aspirar, pasar después un paño de algodón húmedo y rápidamente otro seco. 


La ropa del baño 
Lavar las toallas tiene también su truco para que queden mullidas y esponjosas. Para empezar, si son nuevas, se debe evitar el suavizante en los primeros lavados, así se previene el pelo apelmazado. Después se deberá añadir muy poquito y, si se puede, dejarlas tendidas al sol. A la hora de guardar las toallas en fundamental que estén ventiladas para que no cojan olor a humedad. 


Orden en el aparador 
En verano, cuando solemos tener más tiempo libre y todo se seca antes, es el momento de dar un repaso a esas piezas de menaje tan especiales que utilizamos pocas veces. Quizás vaciar la alacena y limpiarla a fondo te sirva, además, para poner un poco del orden que había en origen y que se ha ido olvidando.

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